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TeeTime Klever / Forbes México

Nadie nació sabiendo invertir. Muchos inversionistas utilizan la narrativa del éxito de Warren Buffett, quien inició sus andanzas en el mercado de valores con solo 12 años y que, después de 80, lo han convertido en una inspiración y en el líder de una filosofía de inversión que no tiene comparación en el mundo y en la historia. Pero no todos somos Warren.

Descubre cuáles de las lecciones más valiosas de Buffett adquirió Edgar Arenas, un gran inversionista.

Para ser franco, en 22 años que llevo involucrado de forma profesional en la gestión patrimonial, no conozco a nadie que tenga una lucidez para invertir como la tiene el oráculo de Omaha; ni tampoco conozco a alguien que haya empezado a invertir tan Es inquietante. ¿Cómo mejorar nuestras habilidades para manejar nuestro patrimonio, si no nos involucramos en aprender a manejarlo?.

El proceso que ha vivido Warren conlleva algo que es plausible, no solo en las inversiones, sino en cualquier actividad: una voracidad implacable por aprender.

Charlie Munger, quien es compañero de aventuras y sabio consejero de Warren dijo: “Aquellos que siguen aprendiendo seguirán creciendo”. No está nada mal para una persona que tiene 99 años. 

En el caso de Buffett, gente cercana a él afirma que al inicio de su carrera leía no menos de mil páginas diarias con la finalidad de que cualquier decisión que tomara estuviera bien fundamentada.

En este mundo en el que vivimos sumergidos en procesos digitales de aprendizaje les comparto un dato que parece inverosímil: Warren no tiene una sola computadora en su oficina; todo lo que aprende lo aprende leyendo en libros y textos impresos.

“¡Don Edgar, recomiéndeme un libro de inversiones!”

Hace unos días mientras estaba en un congreso una persona se me acercó y me pidió este consejo. Todos los días levanto mi teléfono y platico sobre finanzas con decenas de personas. Contrario a lo que muchos pensarían, no es muy común que mis inversionistas me pidan una recomendación sobre lecturas para aprender a invertir.

La inmensa mayoría de mis inversores suelen acudir a mí para solicitar un consejo sobre la reestructura de su portafolio de inversión, sobre la decisión de solicitar un crédito personal o para su empresa o simplemente para conocer la actualidad de la economía, pero es muy raro que alguien me solicite alguna recomendación literaria. 

Es inquietante. ¿Cómo mejorar nuestras habilidades para manejar nuestro patrimonio, si no nos involucramos en aprender a manejarlo?

Mi experiencia es que los inversores están más centrados en leer sobre temas de actualidad económica y dejan de lado la parte más medular: aprender a invertir.

No es lo mismo saber de economía que saber de inversiones.

Aprender a invertir no es simple, es una labor ardua que toma toda la vida. Lamento desengañar a más de uno.

No existe una autopista rápida para esto, esos videos que abundan donde te prometen volverte un inversionista experto en unas cuantas sesiones no son más que un engaño. 

El aprendizaje en cualquier actividad es un proceso que amerita estudio y práctica, repetirlo una y mil veces, aprender más de los errores que de los aciertos. En las inversiones esto es vital.

Así pasó también en mi proceso de aprendizaje. Muy al inicio cometí el error de solo concentrarme en literatura de “autoayuda financiera”, leía libros que me prometían transformar mis finanzas personales en un abrir y cerrar de ojos. Tal vez fue un buen paso para empezar, pero no encontré ahí la solución a mi inquietud intelectual encaminada a ser un mejor inversionista. 

Tuve que evolucionar y también me di cuenta de cuando pasé rápidamente hacia textos muy técnicos; el resultado no fue bueno, tuve más dudas que respuestas. Me alejé de los gurús que me garantizaban riqueza y tomé la decisión de acercarme a líderes de opinión, personalidades que tenían fama de encabezar filosofías de inversión que no prometían volver rico a nadie, pero que sí prometían cimentar el camino del crecimiento como inversionista.

Me ayudó darme cuenta de que, en este menester, para poder correr primero tenía que aprender a caminar. Me refugié en textos sobre Munger y Buffett (biografías, entrevistas, cartas a los accionistas de Berkshire Hathaway, etcétera).

El libro “Un paseo aleatorio por Wall Street” de Burton Gordon Malkiel fue de mucha ayuda y “El inversor inteligente” de Benjamín Graham me dio las bases para muchas decisiones de inversión que he tomado para mi dinero y para ayudar a otros a manejar el suyo. 

Mucha más literatura ha complementado mi desarrollo como inversor y como gestor de inversiones, siempre suelo tener en el radar algún libro nuevo sobre inversiones y me gusta escuchar podcasts sobre esta temática, lo cual también me ha ayudado a gestionar mi propio podcast que lleva por nombre el mismo que mis libros: “Invirtiendo y entendiendo”. 

Dudo mucho que esta inquietud intelectual se detenga mientras tenga vida y deseo que para ti sea lo mismo, porque mientras tengas vida e inquietud por aprender, te garantizo que tu vida y tus inversiones llevarán un buen rumbo.

Les deseo felices inversiones.