‘We Eat Color’ by Martha Ortiz en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro (MACQ) representa el comienzo de una iniciativa que busca trascender fronteras.
TeeTime Klever / Redacción
Seis tiempos, seis artistas contemporáneos y seis obras gastronómicas interpretadas por la chef Martha Ortiz, con ingredientes llenos de matices, se conjugaron en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro (MACQ) bajo una narrativa que aludió a la sinestesia en busca de llevarla más allá de sus límites: We Eat Color.
Con piezas musicales ejecutadas por la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro, la puesta en escena en cada mesa respondió al interés de la presidenta de los Amigos del MACQ, Heidi Faulkner, y la chef Martha Ortiz de generar propuestas que nutran a los museos con experiencias.
“He visto curadurías muy aventuradas, por ejemplo, en el Victoria & Albert Museum, en Londres. Y me pregunté por qué en México no podemos hacer algo que transgreda sutilmente la curaduría tradicional y nos lleve a esa idea de un museo vivo que puedas disfrutar con todos los sentidos”, aseveró la chef de Dulce Patria durante una charla con Forbes Life.
De ahí que el proyecto planteado por Faulkner, sostuvo, le pareció una oportunidad fasciente.
Una expresión de libertad
Tras un año de ser aplazado debido a la pandemia, We Eat Color adquirió un significado todavía más valioso. “Todos los colores sucediéndose en sabores… Creo que es una aportación a la vitalidad. Es una celebración de vida y de todo lo que importa”, aseguró emocionada Ortiz en el preámbulo del evento que será reconocido con una plataforma en Google Arts & Culture para deleite de todo el mundo.
Para la chef ese diálogo entre lo que ves y pruebas, esa sinestesia, es algo mucho más sensual. Al respecto citó “En el Cielo de Diamantes”: el postre psicodélico de mango y hierbasanta con el que concluyó el festín y en el cual se congregaron abundantes tonalidades y sabores.
“La psicodelia me parece muy interesante porque estás probando todos los colores juntos adjudicándoles otra identidad que, en este caso, es la de una insignia creativa, gastronómica, que rompe los límites”.
We Eat Color será reconocido con una plataforma en Google Arts & Culture para que más personas puedan probar los platillos con la vista.
Porque es cierto que todos los colores tienen un propósito y que cada persona los lee de manera distinta. “Entonces imagínate que maravilla tener en un mole la otredad del negro: símbolo de lo magnánimo, del aparente luto, pero al mismo tiempo de la fuerza”.
El verde inscrito en el sabor de la esperanza o el amarillo en el gusto por la originalidad, la alegría y el optimismo, tal como lo refirió el menú de We Eat Color y las mesas intervenidas por los artistas Azucena German y Ramsés de la Cruz, respectivamente. Marja Godoy, Miguel Loyola y Salvador Herrera también plasmaron su talento inspirado en otras gamas.
La chef Martha Ortiz prevé “un futuro luminoso, lleno de colores”. En el sentido de que la gastronomía y el arte mexicanos son poderosos. Este primer proyecto -dijo- es sólo una probadita de todo lo que tiene que suceder. “Tenemos la ambición de recrear este tipo de experiencias en otros museos del mundo”. Pues para ella es claro que son células de regeneración social, propicios para fomentar la imaginación y el conocimiento experiencial.