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Cuando Marco Casarín, director general de Meta México, habla sobre los usos de la Inteligencia Artificial a nivel empresarial, los datos desbordan su discurso y demuestran la experiencia que tiene en el campo.
“La IA no es una tendencia”, asegura con firmeza para cortar de tajo las opiniones de quienes creen que es una moda.
El ejecutivo señala en su participación en el Expansión Summit 2023 que la IA es un habilitador para que las empresas generen transacciones de valor. Sin embargo, su acepción de la palabra “valor” va más allá de una cuestión económica, pues esta tecnología es capaz de aportar ideas que empoderen a las empresas sin importar su tamaño.

Para Casarín, de ahora en adelante la IA será una tecnología habilitante e indispensable, pues tiene el poder de hacer más efectivos y eficientes los procesos de las empresas en sus procesos de toma de decisiones, como la personalización de una campaña publicitaria o el mejor formato para llegar a la audiencia correcta.
No obstante, esta postura puede representar una exclusión para las compañías de importantes beneficios, como el retorno de inversión sobre la publicidad o el aumento de las interacciones a través de chatbots que cada vez se hacen más empáticos y desarrollan la industria del comercio conversacional, a la cual define como una de las tres megatendencias más importantes del futuro.
Buscar ayuda para reducir el temor a la tecnología
Cuando una nueva tecnología se introduce en el entorno empresarial, el miedo es un sentimiento común. Ante ello, Casarín aporta un par de consejos para que las empresas impulsen sus operaciones.
El primero de ellos es definir qué busca el negocio en esa tecnología para dibujar una estrategia efectiva y posteriormente apalancarse de terceros con experiencia en las plataformas para usar, en este caso, Inteligencia Artificial avanzada enfocada en resolver ese objetivo de la compañía.
Por otra parte, ante las conversaciones de los peligros y sesgos que genera esta innovación, Casarín reconoce que toda nueva tecnología representa un reto nuevo en el que las tecnológicas deben evolucionar para seguir atendiéndolo sin detener las operaciones y agregando valor.
Se trata de que desde la concepción de la tecnología se tenga en cuenta los factores éticos que podría dañar, porque así los proyectos tienen menos consecuencias negativas, afirma.
Asimismo, señala que siempre es necesario tener en cuenta a las comunidades que son parte de las minorías para también empoderarlas y dar acceso a oportunidades.