TeeTime Klever / Golf Digest
Hoffman, que fue una de las grandes figuras del tenis amateur antes de dar el salto a profesionales en 2011, reveló en una entrevista a la revista Golf Digest como el salto al profesionalismo le cambió y le hizo cometer numerosos excesos. “Cada semana tenía tres o cuatro chicas nuevas y lograba sus números mientras jugaba y le decía a mi caddie que les diera pelotas con mi número”.
Todo esto antes de que en 2016 Hoffman se sometiese a pruebas a causa de molestias en sus músculos pectorales y los resultados detectaron como diagnóstico una distrofia muscular facioescapulohumeral, una enfermedad incurable, y los médicos le dijeron que lo mejor que podía hacer era mantener su movilidad lo más posible.
Sin embargo, Hoffman trató de buscar soluciones por su cuenta en 2018, cuando decidió viajar a Nepal, donde desoncectó de las redes y experimentó con la uroterapia, que consistía en ayuno durante 10 días y solo bebiendo su propia orina dos veces al día.
Desde allí Hoffman y su mujer volaron a Costa Rica donde, con ayuda de un chamán local, se sometió a un tratamiento con ayahuasca, que contiene el alucinógeno DMT, que según él le abrió los ojos junto al contacto con la naturaleza. “Fue muy hermoso, sentí que la enfermedad salía de mí. Muchos llaman alucinógenos a algunos de las cosas que he hecho, pero yo lo veo distinto”, aseguró, al tiempo que confesó que, durante una de las dietas que realizó, sólo consumió uvas durante 17 días, llegando a comer 800 uvas en un día.
Finalmente Hoffman pudo volver a mover sin problema sus músculos pectorales. “El pectoral derecho fue donde peor lo pasé. Me dolía hasta las costillas y ahora, cuando pongo mi mano y flexiono, puedo volver a sentir el músculo de nuevo. Es muy emocionante”.