Mundialmente se han logrado buenos avances en temas ecológicos y de sostenibilidad.
Klever Tee Time / Redacción
Se dieron cita los principales mandatarios a nivel mundial para así incluir a México, quedaron dos cosas muy claras: la transición a un mundo libre de emisiones de efecto invernadero no puede esperar y el hacerlo posible requiere de grandes inversiones vinculadas al desarrollo.
Uno de los instrumentos financieros más atractivos e importantes para la inversión en proyectos sustentables lo constituyen los bonos verdes. Estos, son motores para la transición de un país hacia una economía circular, la cual se desvincula del modelo actual basado en extraer, producir y desperdiciar; para trascender hacia una visión de eliminar los residuos desde el diseño, respaldándose por un cambio a fuentes renovables de energía, y crear capital económico, natural y social, el cual se basa en un modelo autosustentable.
A nivel mundial se han logrado buenos avances en temas ecológicos y de sostenibilidad. En el caso de México, todavía tenemos camino por recorrer, sin embargo, eso no significa que no se hayan impulsado muy buenos instrumentos de deuda en forma de bonos verdes.
Tal es el ejemplo del primer bono verde soberano sustentable vinculado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU por más de 750 millones de euros, emitido por la Secretaría de Hacienda en septiembre del año pasado, y emisores corporativos como el bono verde emitido por CADU por 502.1 millones de pesos, siendo el primero Bono Verde certificado del sector Viviendo en América Latina por Climate Bond Initiative y reconocido como el Green project bond of the year por Environmental Finance en su edición 2021 de Bonds Awards.
Este último es un bono Verde que logró financiar uno de los mayores proyectos autosustentables en materia de construcción en México, con el fin de fomentar propiedades ecológicas en el país.
Esta forma de financiamiento es la tendencia que se vislumbra para el futuro de las empresas, ya que, la mayoría de los proyectos por parte de las firmas ahora incorporan entre sus características algún aspecto sustentable que puede ir desde el uso de energías renovables hasta el desarrollo de proyectos con base en una economía 100% circular.
Así como CADU, la industria de la construcción podría acelerarse enormemente emitiendo deuda verde; la tercera actividad que más genera puestos de trabajo en el país con 6.1 millones de empleos directos. Este aceleramiento de la industria podría a su vez atraer a inversionistas foráneos, los cuales están ávidos por adquirir bonos verdes debido a su naturaleza y rentabilidad.
Con este crecimiento, México podría ser visto como una economía emergente y sobresalir del bloque latinoamericano, con la diferencia de basarse en un modelo sustentable, lo cual se traduce en una opción para invertir con mayor seguridad y en un proyecto que adquiere solidez desde sus fundamentos.
Las inversiones verdes como tendencia global
Si volteamos a ver el mundo de las inversiones, tanto en México como en el resto del mercado, podemos ver el “green investing” como una tendencia a considerar, y una variable importante en la selección de un portafolio de inversión, ya que la sostenibilidad está obteniendo un papel preponderante en los criterios de inversión de los tomadores de decisiones.
Por lo que veremos cada vez más como opción para la industria mexicana, la emisión de bonos e instrumentos de deuda basados en proyectos autosostenibles. Estos pueden funcionar como una alternativa viable para financiar a las empresas mexicanas en su digitalización y mejorar en su eficiencia, ya que existe un apetito real por estas opciones en el mercado tanto nacional, como internacional.
Si bien los bonos verdes existen hace catorce años, su alineación con los criterios de la ASG, una mayor transparencia y regulación, les han permitido llenarse de un alto valor para los tomadores de decisiones, quienes cada vez más voltean a ver a aquellos que además de prestar un servicio u ofrecer un producto de calidad, se preocupan por ser agentes de cambio.
En México, es muy importante que estos proyectos verdes crezcan, ya que no solo benefician al ecosistema nacional y global, sino que el mercado muestra un interés real por este tipo de deuda, y adicional a esto, son el único modelo que responde a una economía autosustentable, ya que un modelo basado en recursos finitos y el desperdicio de los mismos, ha demostrado ser poco factible, pues aumenta los precios del mercado de una forma poco controlada y probablemente termine por ser totalmente inviable en un futuro próximo.
Hay muchas formas de apoyar el cambio. Pero lo más importante es concientizar y demostrar que el enfoque sostenible es rentable a largo plazo, y que es un cambio es imparable.