La bonificación de golpes con los que arranco la final no termina de convencer a los propios golfistas
Tee Time Klever / Redacción
Jon Rahm dijo “Algo no cuadra estás decepcionado y acabas de ganar cinco millones de dólares”, después de ser segundo en el The Tour Championship, el torneo que definió la FedEx Cup y en el cuál, a pesar de iniciar con tres golpes menos que Patrick Cantlay, quien fue motivado por el bonus de golpes (-10 por -6 de Jon) con el que llego el ganador a este torneo. Todo el mérito para el de Long Beach, lo que no evita algunas preguntas.
El sistema, que fue creado hace tres temporadas, no termina de convencer. Es una fórmula para proteger la presencia de todas las estrellas en los dos torneos anteriores, The Northern Trust y BMW, dotados ambos con 9,5 millones de dólares a repartir, pero es imperfecto.
No premia la regularidad como ejemplo, Jon ha acabado en 14 de los 18 torneos en los que ha coincidido con Cantlay por encima de él y tampoco al mejor golfista del año según los números: el de Barrika ha liderado las estadísticas de menos golpes de promedio, la de golpes ‘robados’ al campo y la de cantidad de ‘birdies’, tres estadísticas que sí son consideradas.
Incluso, el ránking mundial lo contempló como victoria compartida con Kevin Na para sus cuentas al igual que con Schauffele en el 2020.
No se conoce lo que realmente buscan hacer las autoridades del PGA Tour con este desenlace, que cualquier día también puede arruinar el espectáculo. La diferencia de golpes a favor del que llega líder puede arrojar cualquier día que para el viernes se haya acabado la competición. Lo único informado es que se estudian algunos cambios.