Tee Time Klever/PGA Tour
El Campeonato de la PGA vuelve a Carolina del Norte por cuarta vez, y lo hace en un lugar que muchos jugadores ya conocen bien: el Quail Hollow Club en Charlotte. Esta será la segunda vez que este campo albergue el major, tras hacerlo en 2017, y promete ofrecer una mezcla de tradición, exigencia técnica y un entorno inigualable.
1. Fundado por visionarios locales en 1959, Quail Hollow es hoy una de las instalaciones de golf más emblemáticas del sur de Estados Unidos. Su club house de estilo sureño, enclavado en 103 hectáreas de terreno boscoso, ofrece una elegante bienvenida a apenas 11 kilómetros del centro de Charlotte. Aunque está rodeado por una comunidad residencial, no tiene viviendas dentro del campo, preservando su atmósfera clásica.

2. El diseño original fue obra de George Cobb, reconocido por su estilo audaz y fluido, influenciado por figuras como Robert Trent Jones Sr. y Dick Wilson. Posteriormente, Arnold Palmer y Tom Fazio hicieron modificaciones que refinaron su carácter competitivo y moderno. La influencia de Cobb también se extiende al Augusta National, donde colaboró en el diseño del famoso campo par 3.
3. El recorrido, dividido entre tierras altas y bajas, tiene una identidad paisajística clara y poderosa. Agua, árboles y cambios de elevación estratégicos lo convierten en un escenario tan bello como exigente. Particularmente famosos son los hoyos finales alrededor de un lago que, sin nombre, se ha convertido en símbolo del drama dominical.
4. En lo competitivo, Quail Hollow ha sido sede del PGA TOUR durante décadas, con eventos memorables como el Abierto de Kemper (1969–1979) y, más recientemente, el Campeonato Wells Fargo. En sus fairways han brillado figuras como Tom Weiskopf, Anthony Kim y Rory McIlroy, quien ya suma cuatro victorias aquí.

5. Más allá de los torneos regulares, ha sido anfitrión de grandes citas como el Campeonato de la PGA 2017, ganado por Justin Thomas, y la Copa Presidentes de 2022, que ofreció duelos ajustados hasta el hoyo 18. Estos eventos reafirmaron la calidad del campo y su capacidad de generar emoción hasta el último golpe.
6. Técnicamente, Quail Hollow exige precisión aérea, con calles estrechas flanqueadas por árboles y grandes greens ondulados que no perdonan errores de aproximación. Sus primeros hoyos ya plantean grandes retos, como el par 4 del hoyo 1 o el hoyo 7, un par 5 donde la estrategia es clave.
7. Y, por supuesto, el cierre icónico de la “Milla Verde”, los hoyos 16, 17 y 18, es una montaña rusa de emociones. El hoyo 16 exige potencia, el 17 precisión sobre agua, y el 18 es una prueba de temple donde se han definido campeonatos, con momentos legendarios como el birdie final de McIlroy en 2010.