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Tee Time Klever / BBC

Cuando parecía que las aguas estaban tranquilas, volvió a surgir el temor entre los inversores por una posible recesión económica en Estados Unidos.

En medio de esa incertidumbre, las bolsas de Asia, Europa y el país norteamericano se desplomaron este lunes, algo que sorprendió a quienes confiaban en la solidez de la economía estadounidense.

La vorágine comenzó con un informe publicado el viernes que refleja las cifras de empleo en EE.UU. El análisis mostró una desaceleración del mercado laboral mayor de lo que se esperaba, con una tasa de desempleo que subió en julio a 4,3%, un máximo en casi tres años.

Sumado al aumento del paro, los empleadores estadounidenses crearon 114.000 puestos de trabajo en julio, cifra muy por debajo de los esperados 175.000 nuevos empleos.

Las malas noticias sobre el mercado laboral en EE.UU. reavivaron los miedos de que se produzca una recesión económica, amenaza que estaba fuera del debate público y que, de un momento a otro, desató una tormenta.

Muchos inversores, que estaban optimistas por la fortaleza de la mayor economía del mundo para resistir altas tasas de interés sin una contracción económica, quedaron decepcionados y se abrieron a la posibilidad de una potencial caída en el crecimiento económico.

Esta percepción negativa tomó fuerza luego de que Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (equivalente al banco central de otros países) diera señales de mantener las tasas de interés hasta septiembre, un escenario que le agregó más hielo al enfriamiento económico.

“La Reserva Federal puede haber retrasado los recortes de tasas de interés demasiado tiempo, arriesgándose a provocar una recesión”, comentó en una nota Mark Haefele, director de inversiones de UBS Global Wealth.

Un recorte en las tasas de interés significa que es más barato pedir dinero prestado, lo que, en teoría, debería actuar como un impulso para la economía.

La duda es si aún existe un margen de maniobra suficiente como para estimular la economía y darle un empujón al crecimiento.

Sin embargo, algunos bancos de inversión, como Goldman Sachs, estiman que la debilidad mostrada por el empleo en julio podría corregirse en agosto. Es decir, que no hay que alarmarse tanto.