TeeTime Klever/El País

Elon Musk ha oficializado su salida de la Casa Blanca, cerrando así una de las etapas más inusuales de su carrera. El magnate, que dirigía el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) nombrado por Donald Trump, anunció su renuncia a través de su cuenta de X, apenas un día después de criticar públicamente al presidente por su propuesta de ley fiscal.

“Quiero agradecer al presidente DonaldTrump la oportunidad de reducir el gasto innecesario”, escribió Musk. “La misión del DOGE se fortalecerá con el tiempo como un estilo de vida en el gobierno”. Según fuentes oficiales, su renuncia tomó efecto desde la noche del miércoles, aunque su relación con Trump se mantiene “cordial”.

La salida del empresario sudafricano ocurre en un contexto de creciente distancia entre ambos. En una entrevista con CBS, Musk se mostró crítico del “enorme gasto público” que implica la reforma fiscal republicana. A pesar de haber sido uno de los principales donantes a la campaña de Trump en 2024, con más de 260 millones de dólares aportados, el entusiasmo inicial entre ambos se fue diluyendo.

Musk había asumido el cargo de forma no remunerada con la promesa de ahorrar hasta dos billones de dólares al eliminar gasto público “innecesario”. No obstante, el DOGE solo identificó 175 mil millones en presuntos abusos, y su labor fue duramente cuestionada por los tribunales y diversos sectores políticos. Además, sus decisiones generaron protestas y ataques que afectaron directamente a Tesla, cuya rentabilidad se desplomó un 71% en el primer trimestre del año.

En entrevistas recientes, Musk confesó sentirse frustrado por el lento ritmo del gobierno y admitió haber “dedicado demasiado tiempo a la política”. Ahora, su capítulo en Washington termina, marcado por promesas no cumplidas, conflictos internos y un futuro incierto para el ambicioso DOGE.