McIlroy y Lowry defienden su título en el Zurich Classic tras un 2024 destacado. McIlroy sumó cuatro victorias y Lowry varios top 10.
El Zurich Classic de Nueva Orleans contará con la participación de Rory McIlroy y Shane Lowry, quienes regresarán al torneo para defender el título que obtuvieron en 2024. Así lo anunció Steve Worthy, director ejecutivo de la Fundación Fore!Kids, organizadora del evento.
McIlroy y Lowry iniciaron la temporada 2025 con fuerza, destacando en el AT&T Pebble Beach Pro-Am, donde McIlroy se coronó campeón y Lowry obtuvo el segundo lugar. Su desempeño en el Zurich Classic 2024 fue impresionante, logrando la victoria en el primer hoyo extra tras una emocionante remontada.
El año 2024 fue particularmente exitoso para Rory McIlroy, quien consiguió cuatro títulos entre el PGA TOUR y el DP World Tour, además de finalizar segundo en cuatro ocasiones y adjudicarse su sexta Orden de Mérito en el DP World Tour. Su historial en el golf es impresionante, con un total de 27 victorias en el PGA TOUR y 11 en el DP World Tour. Además, ha representado a Europa en la Ryder Cup desde 2010, sumando un récord de 16-13-4.
Por su parte, Shane Lowry también tuvo una gran temporada en 2024, logrando siete top 10 en el PGA TOUR, incluyendo su victoria en el Zurich Classic, así como tres top 10 en el DP World Tour. Entre sus logros destacan su victoria en el Open Championship 2019, además de haber competido en la Ryder Cup, la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos en dos ocasiones.
Ambos jugadores buscarán revalidar su título en el Zurich Classic de Nueva Orleans, un evento que promete ser un gran espectáculo para los aficionados del golf.
El número 30 del ranking, abanderado de Irlanda en París 2024, confirma su presencia en el torneo que se disputará en el Club de Campo Villa de Madrid (del 26 al 29 de septiembre).
El carismático Shane Lowry, ubicado en el puesto 30 del Ranking Mundial en la actualidad, ha confirmado su presencia en el ACCIONA Open de España presented by Madrid, que tendrá lugar en el Club de Campo Villa de Madrid del 26 al 29 de septiembre.
El golfista irlandés conforma otro interesante polo de atención que se suma a los generados por el inglés Tommy Fleetwood –medalla de plata en los pasados Juegos Olímpicos de París 2024– y el francés Matthieu Pavon, defensor del título conquistado en la edición de 2023.
“En mi primer año en el Tour, allá por 2009, jugué en lo que entonces era el Madrid Masters y recuerdo habérmelo pasado genial”, dijo Lowry. “Madrid es una ciudad increíble para visitar y, por lo que he oído, el Club de Campo es un campo precioso, con unas vistas impresionantes del centro de la ciudad. Así que estoy deseando jugar en el ACCIONA Open de España presented by Madrid y volver a una de mis ciudades favoritas de Europa”.
Con siete victorias de renombre en su palmarés, repartidas en cuatro en el DP World Tour y tres en el PGA Tour, Shane Lowry saltó definitivamente a la fama cuando se impuso en el Open Británico de 2019. Conocido por su afabilidad y la gran calidad de su juego, Shane Lowry tuvo el honor de portar, junto a la atleta Sarah Lavin, la bandera de Irlanda durante la celebración de la ceremonia de apertura de los JJOO disputados en la capital francesa, poniendo de manifiesto el tirón popular de un golfista que traspasa fronteras y que reparte sus actuaciones entre el PGA Tour y el DP World Tour.
Amante de todos los deportes, pero especialmente del fútbol gaélico, el rugby y el fútbol, Shane Lowry fue un autodidacta en sus inicios en el deporte del golf, que tuvieron lugar con 13 años en un Pitch & Putt de la localidad de Clara, en su condado natal de Offaly.
Shane Lowry, durante la segunda vuelta del British 2024 LaPresse
Su habilidad con el juego corto se incrementó en los greenes de Esker Hills, punto de partida de una prolífica trayectoria que alcanzó su punto álgido al imponerse como amateur en el Open de Irlanda de 2009, competición del Circuito Europeo que le catapultó de inmediato al ámbito profesional.
“Mi vida cambió de la noche a la mañana. En aquel momento ni siquiera era estudiante, había dejado la universidad. Sólo era un golfista aficionado. No tenía mucho dinero en mi cuenta bancaria. Y de repente estás en el Circuito Europeo. Fue algo enorme para la ciudad, hubo un desfile y fiesta hasta altas horas de la madrugada”, recuerda Lowry.
Tres años después de aquello, en Europa ganó el Portugal Masters de 2012 y, ya con tarjeta del PGA Tour, se impuso en el WGC – Bridgestone Invitational en 2015, afianzando un juego que explosionó cuando, en 2019, ganó el Open Británico, punto culminante de una trayectoria deportiva que le convirtió de inmediato en referencia del golf mundial.
El Abu Dhabi HSBC Championship de 2019, el BMW PGA Championship de 2022 y, de nuevo en el Circuito Americano, el reciente Zurich Classic of New Orleans de esta misma temporada convierten a Shane Lowry en una de las grandes referencias del golf mundial, presente a finales de septiembre en el ACCIONA Open de España presented by Madrid.
El irlandés juega en 69 golpes, aunque tuvo que dropar en el hoyo 11 porque un aficionado encontró su bola en la maleza
Debe ser difícil el oficio de meteorológo en el condado de South Ayrshire, donde se eleva desde dos siglos atrás Royal Troon. Lo que se anunciaba como una mañana en la que podía ser benévola para todos los que aprovecharon la tarde del jueves cuando el viento amainó, cambió de pronto.
Los golfistas tuvieron que batallar también con un escenario durísimo en el que ninguno de los marcadores se disparó y los nueve segundos hoyos arrugaron las ilusiones de los que habían alcanzado el 10 con un botín jugoso.
El paradigma fue el alemán Siem. Pasó el sello de correos, el corto par 3 del hoyo 8 en cinco bajo par; en los 10 hoyos restantes acumuló cinco bogeys para firmar 71 golpes, el par del campo.
Troon no se apiadó de casi nadie y trató a los contendientes con crudeza. A Justin Thomas, que en cinco hoyos había perdido toda la renta del primer día. Pasó de -3 a +1. A Schauffele (72), Fitzpatrick (78) y a Wyndham Clark (80). Incluso le dio un ligero meneo a Shane Lowry, el irlandés que creció con estos veranos y que en la segunda jornada, sobresaliente, volvió a ganar la batalla, ésta con 69 golpes que saben a gloria.
Su susto no le bloqueó. Cuando el ganador de 2019 estaba construyendo una buena vuelta, un arbusto de aulagas en el hoyo 11 lo frenó en seco. Dio por perdida la bola y jugó otra provisional muy bien tirada, pero un espectador la encontró y le obligaron a seguir con la primera.
Tuvo que dropar con penalidad y terminó ese par 4 en seis golpes. Doble bogey. Fue el único borrón del día, enmendado luego con dos putts formidables, especialmente el del 18 desde seis metros.
En tales circunstancias, la ronda de 68 que alcanzaron gente como Jorge Campillo -gran reacción a su 80 del primer día-, Jason Day, subcampeón el año pasado, el desesperante Cantley o Billy Horschel, que vive un buen momento tras un top 10 en el PGA Championship, cobró un valor superlativo.
Poco antes de que diesen las dos de la tarde, en cada putt cimbreaban las perneras de los jugadores con los vientos de 40 km/h (luego llegarían a 50), los pares se celebraban con puños cerrados y los bogeys eran males menores.
En cada golpe de salida, los golfistas levantaban el brazo derecho o izquierdo para avisar de que su bola habían perdido calle. Era un gozo para el personal que podía tener más cerca que nunca a las estrellas a las que abrasaba con los celulares. Sobre todo a Tiger Woods, que volvió a vivir un martirio.
Firmó 77 golpes y un total de 14 sobre par, el peor tanteo de su historia en el Open Británico, el torneo que ganó en tres ocasiones. Se llevó una gran ovación y por la forma en la que se despidió, aunque le duela a Colin Montgomerie, volverá en 2025. “Nos veremos en Portrush, definitivamente”, dijo animada la megaestrella.
Debe ser difícil el oficio de meteorológo en el condado de South Ayrshire, donde se eleva desde dos siglos atrás Royal Troon. Lo que se anunciaba como una mañana en la que podía ser benévola para todos los que aprovecharon la tarde del jueves cuando el viento amainó, cambió de pronto. Los golfistas tuvieron que batallar también con un escenario durísimo en el que ninguno de los marcadores se disparó y los nueve segundos hoyos arrugaron las ilusiones de los que habían alcanzado el 10 con un botín jugoso. El paradigma fue el alemán Siem. Pasó el sello de correos, el corto par 3 del hoyo 8 en cinco bajo par; en los 10 hoyos restantes acumuló cinco bogeys para firmar 71 golpes, el par del campo.
Troon no se apiadó de casi nadie y trató a los contendientes con crudeza. A Justin Thomas, que en cinco hoyos había perdido toda la renta del primer día. Pasó de -3 a +1. A Schauffele (72), Fitzpatrick (78) y a Wyndham Clark (80). Incluso le dio un ligero meneo a Shane Lowry, el irlandés que creció con estos veranos y que en la segunda jornada, sobresaliente, volvió a ganar la batalla, ésta con 69 golpes que saben a gloria.
Su susto no le bloqueó. Cuando el ganador de 2019 estaba construyendo una buena vuelta, un arbusto de aulagas en el hoyo 11 lo frenó en seco. Dio por perdida la bola y jugó otra provisional muy bien tirada, pero un espectador la encontró y le obligaron a seguir con la primera. Tuvo que dropar con penalidad y terminó ese par 4 en seis golpes. Doble bogey. Fue el único borrón del día, enmendado luego con dos putts formidables, especialmente el del 18 desde seis metros. En tales circunstancias, la ronda de 68 que alcanzaron gente como Jorge Campillo -gran reacción a su 80 del primer día-, Jason Day, subcampeón el año pasado, el desesperante Cantley o Billy Horschel, que vive un buen momento tras un top 10 en el PGA Championship, cobró un valor superlativo.
Poco antes de que diesen las dos de la tarde, en cada putt cimbreaban las perneras de los jugadores con los vientos de 40 km/h (luego llegarían a 50), los pares se celebraban con puños cerrados y los bogeys eran males menores. En cada golpe de salida, los golfistas levantaban el brazo derecho o izquierdo para avisar de que su bola habían perdido calle. Era un gozo para el personal que podía tener más cerca que nunca a las estrellas a las que abrasaba con los celulares. Sobre todo a Tiger Woods, que volvió a vivir un martirio. Firmó 77 golpes y un total de 14 sobre par, el peor tanteo de su historia en el Open Británico, el torneo que ganó en tres ocasiones. Se llevó una gran ovación y por la forma en la que se despidió, aunque le duela a Colin Montgomerie, volverá en 2025. “Nos veremos en Portrush, definitivamente”, dijo animada la megaestrella.
Tiger Woods (48) se despide del Royal Troon
“He mejorado, aunque mis resultados no lo hayan demostrado, pero físicamente he mejorado, lo cual es genial“, corroboró. “Solo necesito seguir progresando así y, con el tiempo, empezar a jugar de forma más competitiva y volver a entrar en el ritmo competitivo”.
Quien se posicionó fue Scottie Scheffler, el número 1 mundial. Con dos bogeys, uno en el 18, y tres birdies, igualó los 70 golpes del jueves. Con ese swing singular del baile de pies y un juego que, a priori, parece pretedeterminado para los campos de Estados Unidos -las doce victorias en su carrera todas allí- se defendió con inteligencia.
Incluso jugando hierros en los pares 5 de primeros golpes. Fue un estratega. Se quedó a cinco golpes de Lowry, una buena distancia cuando quedan aún 36 hoyos en el pequeño infierno.