Jon Rahm quiere que LIV Golf agregue eventos en campos ‘links’ a su calendario, y hará campaña por ello, así lo manifestó en una entrevista con Evin Priest para Golf Digest, luego de ser el mejor jugador del circuito en el más reciente Abierto Británico.
El capitán de Legión XIII compartió el séptimo puesto en Royal Troon (su tercer Top-10 en The Open), siendo el único miembro de LIV en el Top-10, mientras que siete de los 17 que compitieron, fallaron el corte, por lo cual considera que un evento en este tipo de campo, antes del ‘major’, sería una preparación ideal.
¿Agregará LIV Golf campos ‘links’ a su agenda?
“Eso espero. Hago fuerza por ello”, admitió el español. “Hay muchas cosas para ajustarse al golf ‘links’; acostumbrarse a los ‘greens’ y la reacción de la bola en el terreno. No pensé en ello hasta después [de Royal Troon], pero es innegable cuánto ayuda jugar e un campo así en la semana previa a The Open”.
El jugador de Barrika admitió, sin embargo, que del deseo a la realidad hay un largo trecho por recorrer: “Obviamente, la gerencia tiene contratos vigentes con algunos escenarios y planes para el futuro. No es tan fácil como decir: ‘Bueno, hagamos esto’. Es algo que quisiera hablar con otros jugadores porque de esa forma, toma fuerza si cinco, seis o diez jugadores están de acuerdo. Y creo que mucha gente podría estarlo”.
Si bien durante sus tres temporadas, LIV Golf ha tenido competencia en la semana previa al Open, ha sido siempre en campos tipo ‘parkland’, —en los que prevalecen los árboles y otros elementos naturales, y los vientos son menos determinantes— como Pumpkin Ridge en Portland (Oregon, Estados Unidos) en 2022, el Centurion Club de Londres, Inglaterra en 2023, y el Real Club Valderrama en Andalucía (España) hace un par de semanas.
Para el ganador del Abierto de los Estados Unidos en 2021 y el Masters de Augusta en 2023, Irlanda sería un destino ideal, aunque no la única opción: “Siempre me he sentido bienvenido en Irlanda. Se siente como en casa y algunas de las rondas de golf más divertidas que he jugado han sido allí, y tienen algunos escenarios grandiosos. Así que sí, si hubiere una oportunidad de jugar LIV Golf en Irlanda sería absolutamente fantástico”.
Esta semana Rahm, su equipo, y todo el ‘field’ de LIV Golf se enfrentarán al JCB Golf & Country Club del Reino Unido, última parada antes de afrontar el torneo masculino de golf de los Juegos Olímpicos París 2024, cuyo podio está en la mira: “Ganar una medalla de oro es algo que muy poca gente en la historia puede hacer.
Poder sumar al medallero de tu país es algo muy especial. Es básicamente un sueño hecho realidad. Es un sueño que se convirtió en posibilidad apenas ocho años atrás para muchos de nosotros. Por eso es tan especial”.
Una casa de dos plantas ha sido listada en venta por un millón y medio de libras esterlinas (cerca de $35,019,150pesos Mexicanos) en Escocia. Lo que la hace especial, es que está descrita como “la mejor casa del golf”.
La Balrock House tiene cuatro habitaciones, un salón comedor, una sala de estar, estudio, garajes exteriores, zona de conservación y más, pero el mayor valor radica en su ubicación: justo en la mitad del Royal Troon Golf Club —sede nada más y nada menos de The Open, la semana anterior— en Ayrshire, Escocia.
“Esta es una oportunidad única en una generación para poseer no sólo un pedazo de historia, sino una de las mejores casas de golf”, describe la publicación de Strutt & Parker, la agencia a cargo de la venta.
La casa está rodeada por el ‘tee’ del hoyo 3, el ‘green’ del 16, y tiene una vista privilegiada de la salida del 18, y lleva su nombre por las rocas negras que separan el campo del mar, según un informe publicado por Golf Digest la semana anterior.
Ted Scott, el caddie del No. 1 del mundo Scottie Scheffler, estaba luchando contra una enfermedad estomacal en el Open Championship.
Scott fue visto tirado en el suelo en varios puntos durante la ronda de Scheffler en la ola del viernes por la mañana en Royal Troon en Escocia. Los locutores que cubrían al grupo de Scheffler informaron que Scott se sentía “realmente enfermo”.
Scheffler reveló después de la ronda que Scott tenía algún tipo de problema estomacal.
“Tuvo un poco de intoxicación alimentaria (el jueves) por la noche… bueno, podría haber sido una intoxicación alimentaria, podría ser algún tipo de virus estomacal”, dijo Scheffler. “Pero parecía sentirse mejor a medida que avanzaba el día. El médico lo cuidó muy bien. Pero aparentemente no durmió mucho anoche”.
“No sabíamos si iba a poder ir esta mañana, pero luchó. Lo viste probablemente bastante acostado, lo cual fue bastante divertido”.
Con su caddie obstaculizado, Scheffler aun así logró un 70, 1 bajo par, con tres birdies y dos bogeys, pasando a 2 bajo par para el campeonato, cinco golpes detrás del líder Shane Lowry de Irlanda.
“Es simplemente uno de esos acuerdos, estás acostumbrado a que él esté en una posición, parado ahí junto a la bolsa, y luego, de repente, en el hoyo 9, estaba literalmente sentado en el tee 10 durante unos 10 minutos mientras nosotros estaban sacando allí”, dijo Scheffler. “Ni siquiera lo vi, lo cual fue un poco inusual”.
“Es un luchador. Hizo un buen trabajo hoy y luchó hasta superarlo”.
Scott anteriormente fue el caddie de tiempo completo de Bubba Watson. Ha estado en la bolsa de cuatro victorias en Masters en su carrera: dos de Watson (2012, 2014), dos de Scheffler (2022, 2024).
Xander Schauffele se coronó campeón del Open británico, el segundo título grande de su carrera y también del año tras haber ganado el PGA Championship.
Schauffele tuvo una última vuelta notable y se coronó campeón del Open británico, el segundo título major de su carrera y también el segundo del año tras haber ganado el PGA Championship.
Con una vuelta de 65 golpes (hizo 6 birdies) para lllegar a score de -9, Schauffele completó una temporada notable para el golf estadounidense teniendo en cuenta que es la primera vez en 42 años que los representantes de su país ganan los cuatro torneos grandes en un mismo año ya que Scottie Scheffler y Bryson De Chambeau habían sido campeones en el Masters de Augusta y el US Open.
Schauffele se llevó un suculento premio de 3,1 millones de dólares que se suman a los 3,3 millones por ganar el PGA Championship y engrosan la cuenta de 12,7 millones que el californiano de 30 años había acumulado en lo que va del año.
En Royal Troon, Escocia, y con vueltas de 69, 72, 69 y 65 impactos,Xander Schauffele superó por dos golpes al británico Justin Rose y a Billy Horschel, mientras que a 3 quedó en el cuarto lugar el sudafricano Lawrence.
El golf muestra toda su naturaleza salvaje en un Open Británico. Es el juego más puro, el de los orígenes, el de los campos nacidos de la propia vida junto a las costas, campos diseñados por las brisas del mar, y luego retocados por el hombre.
Si el Masters de Augusta es el museo del golf, un cuadro pintado hasta el más mínimo detalle, el Open Británico es el golf mismo. Es ahí donde todo el carácter imprevisible de este deporte sale a flote.
En Royal Troon, la tierra escocesa que acoge este British a las puertas de los Juegos Olímpicos, revive por ejemplo Justin Rose, que a los 43 años es segundo en la clasificación general después de la segunda jornada, con -5, empatado con el también inglés Daniel Brown, ambos dos golpes por detrás del líder, el irlandés Shane Lowry (-7).
Rose terminó con dos birdiesen los tres últimos hoyos y puja por un grande después de triunfar en el US Open de 2013 y de algunos buenos coletazos en la Ryder Cup y con hasta otros 16 top ten en las paradas del Grand Slam.
Por el grupo de cabeza asoma el número uno del mundo, Scottie Scheffler (-2), y sigue a la vista Jon Rahm (+1 tras -1 en el día). El vasco coleccionó muchos pares sufridos, cargó con un bogey en el par cuatro del tres y dejó para la hemeroteca un birdie magnífico en el 9 embocando desde la calle en una posición muy incómoda, con los pies más altos que la bola.
Y cuando parecía resurgir con dos golpes descontados en los hoyos 14 y 15, otro bogey en el 16. No hay manera de exprimir los pares cinco.
Sonoro adiós con +11 de Rory McIlroy, la cara de la tragediadespués de perder el pasado US Open en el último hoyo. Aquella herida no ha sanado ni en el alma ni en el juego. Un tripe bogey en el par cinco del 4, con otro golpe de más antes y otros dos en la mochila en los dos siguientes hoyos fueron un bofetón del que ya no se recuperó, tocado como está en su confianza. Curiosamente también falló el corte Bryson DeChambeau (+9), ganador de aquel US Open.
Camino de los 49 años, Tiger Woods hace otra vez las maletas en el viernes de un grande, como le pasó este curso en el Campeonato de la PGA y en el US Open, tres cortes fallados de cuatro torneos, y un 60º puesto en el Masters de Augusta.
Es su peor registro histórico contando las temporadas en las que ha disputado las cuatro citas del Grand Slam. Y sin embargo, pese a un abultado +14, el Tigre herido no habla de rendirse, sino de lamerse las heridas y volver a la selva.
“He ido sufriendo todo el tiempo. Un grande exige mucho desde el punto de vista físico, mental y emocional y no he estado lo sereno que debía. Pero me encantan los grandes y los voy a seguir jugando. Volveré el año que viene. Mi juego está mejor de lo que dicen los últimos resultados”, expresó el campeón de 15 grandes.
Pasaron el corte Luis Masaveu y Jorge Campillo con +6. Fuera del fin de semana se quedaron Nacho Elvira (+7), Ángel Hidalgo (+11), el amateur Jaime Montojo (+13) y David Puig (+13), el compañero olímpico de Rahm en París.
El campeón olímpico añade el British al PGA con una soberbia vuelta de 65 golpes.
Xander Schauffele, que en dos semanasdefenderá el oro olímpico, atrapó con un brillante domingo el Open Británico en el Royal Troon (Escocia). Es el segundo grande de su carrera y el segundo gana en 2024, después de ganar en mayo el PGA Championship.
El golf, que festeja el curso de su número 1 mundial Scottie Scheffler (séptimo en el British como Jon Rahm), ha encontrado en el de San Diego un fabuloso jugador de grandes citas. Fue octavo en el Masters y séptimo en el US Open.
El campeón igualó el doblete que hace diez años hizo por última vez Rory McIlroy, cuando el grande europeo no abrochaba el curso, sino que lo hacía en agosto el PGA. Schauffele estuvo dominador en un domingo que no sufrió los vendavales de los días anteriores y permitió que los golfistas apretasen más los grips y buscasen más banderas.
Cobijado en esa ristra de golfistas que habían acabado en segunda posición a un golpe de la cabeza el sábado, asestó el golpe en el momento preciso. Firmó 65 golpes, seis birdies y sin errores, fue un triunfo indiscutible.
El domingo tuvo un animador inicial en Rahm, que había salido casi dos horas antes. El de Barrika arrancó a todo trapo. Sumó tres birdies en tres hoyos y, en el cuarto, el primer par 5, su némesis está edición (+3 en el total de los cuatro días), tocó el hoyo. Era un jugador encendido. Antes de que saliesen a jugar los últimos cuatro jugadores ya estaba a dos golpes del líder, el estadounidense Billy Horschel.
El viento, cruzado,molestaba algo en el Royal Troon, escenario de victorias de leyendas como Arnold Palmer,Tom Watson o, en menor medida, Mark Calcavavecchia. También, el de Barrika peleaba con el peso de la historia. Desde el último triunfo de Seve en 1988, el tercero, tras 1979 y 1984 -40 años de la efeméride del “sí, la metí”-, ningún español había ganado el Major europeo. Antes tampoco.
Jon rozó otro birdie en el sello de correos, el minúsculo par 3 del hoyo 8. Horschel había sido ya anunciado, lo que significaba que estaban ya todos los jugadores en el campo. El estadounidense avisó que pondría cara la derrota. Embocó un kilométrico putt para acertar con el hoyo 1 y subir a cinco bajo par. Schauffele aún no se movía.
La carga que intentaba Rahm era desafiante. Salvo la pifia que cometió Van de Velde en Carnoustie 1999, que permitió a Paul Lawrie remontar 10 golpes, el Open, que ha tenido 152 ediciones, no había visto una remontada de seis golpes.
El irlandés juega en 69 golpes, aunque tuvo que dropar en el hoyo 11 porque un aficionado encontró su bola en la maleza
Debe ser difícil el oficio de meteorológo en el condado de South Ayrshire, donde se eleva desde dos siglos atrás Royal Troon. Lo que se anunciaba como una mañana en la que podía ser benévola para todos los que aprovecharon la tarde del jueves cuando el viento amainó, cambió de pronto.
Los golfistas tuvieron que batallar también con un escenario durísimo en el que ninguno de los marcadores se disparó y los nueve segundos hoyos arrugaron las ilusiones de los que habían alcanzado el 10 con un botín jugoso.
El paradigma fue el alemán Siem. Pasó el sello de correos, el corto par 3 del hoyo 8 en cinco bajo par; en los 10 hoyos restantes acumuló cinco bogeys para firmar 71 golpes, el par del campo.
Troon no se apiadó de casi nadie y trató a los contendientes con crudeza. A Justin Thomas, que en cinco hoyos había perdido toda la renta del primer día. Pasó de -3 a +1. A Schauffele (72), Fitzpatrick (78) y a Wyndham Clark (80). Incluso le dio un ligero meneo a Shane Lowry, el irlandés que creció con estos veranos y que en la segunda jornada, sobresaliente, volvió a ganar la batalla, ésta con 69 golpes que saben a gloria.
Su susto no le bloqueó. Cuando el ganador de 2019 estaba construyendo una buena vuelta, un arbusto de aulagas en el hoyo 11 lo frenó en seco. Dio por perdida la bola y jugó otra provisional muy bien tirada, pero un espectador la encontró y le obligaron a seguir con la primera.
Tuvo que dropar con penalidad y terminó ese par 4 en seis golpes. Doble bogey. Fue el único borrón del día, enmendado luego con dos putts formidables, especialmente el del 18 desde seis metros.
En tales circunstancias, la ronda de 68 que alcanzaron gente como Jorge Campillo -gran reacción a su 80 del primer día-, Jason Day, subcampeón el año pasado, el desesperante Cantley o Billy Horschel, que vive un buen momento tras un top 10 en el PGA Championship, cobró un valor superlativo.
Poco antes de que diesen las dos de la tarde, en cada putt cimbreaban las perneras de los jugadores con los vientos de 40 km/h (luego llegarían a 50), los pares se celebraban con puños cerrados y los bogeys eran males menores.
En cada golpe de salida, los golfistas levantaban el brazo derecho o izquierdo para avisar de que su bola habían perdido calle. Era un gozo para el personal que podía tener más cerca que nunca a las estrellas a las que abrasaba con los celulares. Sobre todo a Tiger Woods, que volvió a vivir un martirio.
Firmó 77 golpes y un total de 14 sobre par, el peor tanteo de su historia en el Open Británico, el torneo que ganó en tres ocasiones. Se llevó una gran ovación y por la forma en la que se despidió, aunque le duela a Colin Montgomerie, volverá en 2025. “Nos veremos en Portrush, definitivamente”, dijo animada la megaestrella.
Debe ser difícil el oficio de meteorológo en el condado de South Ayrshire, donde se eleva desde dos siglos atrás Royal Troon. Lo que se anunciaba como una mañana en la que podía ser benévola para todos los que aprovecharon la tarde del jueves cuando el viento amainó, cambió de pronto. Los golfistas tuvieron que batallar también con un escenario durísimo en el que ninguno de los marcadores se disparó y los nueve segundos hoyos arrugaron las ilusiones de los que habían alcanzado el 10 con un botín jugoso. El paradigma fue el alemán Siem. Pasó el sello de correos, el corto par 3 del hoyo 8 en cinco bajo par; en los 10 hoyos restantes acumuló cinco bogeys para firmar 71 golpes, el par del campo.
Troon no se apiadó de casi nadie y trató a los contendientes con crudeza. A Justin Thomas, que en cinco hoyos había perdido toda la renta del primer día. Pasó de -3 a +1. A Schauffele (72), Fitzpatrick (78) y a Wyndham Clark (80). Incluso le dio un ligero meneo a Shane Lowry, el irlandés que creció con estos veranos y que en la segunda jornada, sobresaliente, volvió a ganar la batalla, ésta con 69 golpes que saben a gloria.
Su susto no le bloqueó. Cuando el ganador de 2019 estaba construyendo una buena vuelta, un arbusto de aulagas en el hoyo 11 lo frenó en seco. Dio por perdida la bola y jugó otra provisional muy bien tirada, pero un espectador la encontró y le obligaron a seguir con la primera. Tuvo que dropar con penalidad y terminó ese par 4 en seis golpes. Doble bogey. Fue el único borrón del día, enmendado luego con dos putts formidables, especialmente el del 18 desde seis metros. En tales circunstancias, la ronda de 68 que alcanzaron gente como Jorge Campillo -gran reacción a su 80 del primer día-, Jason Day, subcampeón el año pasado, el desesperante Cantley o Billy Horschel, que vive un buen momento tras un top 10 en el PGA Championship, cobró un valor superlativo.
Poco antes de que diesen las dos de la tarde, en cada putt cimbreaban las perneras de los jugadores con los vientos de 40 km/h (luego llegarían a 50), los pares se celebraban con puños cerrados y los bogeys eran males menores. En cada golpe de salida, los golfistas levantaban el brazo derecho o izquierdo para avisar de que su bola habían perdido calle. Era un gozo para el personal que podía tener más cerca que nunca a las estrellas a las que abrasaba con los celulares. Sobre todo a Tiger Woods, que volvió a vivir un martirio. Firmó 77 golpes y un total de 14 sobre par, el peor tanteo de su historia en el Open Británico, el torneo que ganó en tres ocasiones. Se llevó una gran ovación y por la forma en la que se despidió, aunque le duela a Colin Montgomerie, volverá en 2025. “Nos veremos en Portrush, definitivamente”, dijo animada la megaestrella.
“He mejorado, aunque mis resultados no lo hayan demostrado, pero físicamente he mejorado, lo cual es genial“, corroboró. “Solo necesito seguir progresando así y, con el tiempo, empezar a jugar de forma más competitiva y volver a entrar en el ritmo competitivo”.
Quien se posicionó fue Scottie Scheffler, el número 1 mundial. Con dos bogeys, uno en el 18, y tres birdies, igualó los 70 golpes del jueves. Con ese swing singular del baile de pies y un juego que, a priori, parece pretedeterminado para los campos de Estados Unidos -las doce victorias en su carrera todas allí- se defendió con inteligencia.
Incluso jugando hierros en los pares 5 de primeros golpes. Fue un estratega. Se quedó a cinco golpes de Lowry, una buena distancia cuando quedan aún 36 hoyos en el pequeño infierno.
Finalizada la primera ronda de 18 hoyos en la edición 152 de The Open Championship en el Royal Troon Golf Club de Escocia, los mexicanos Abraham Ancer y Santiago de la Fuente tuvieron jornadas contrastantes al finalizar con dos y siete golpes arriba del par respectivamente, en un campo cuya imprevisibilidad del clima fue un factor para todos los jugadores.
Ubicado en el puesto 42 de la clasificación general,Ancer tuvo palabras de satisfacción ante un campo al que catalogó como un verdadero Open, tras concretar una ronda con 73 golpes totales pero aún con oportunidades de mejorar para las fases siguientes del torneo.
“Siento que hice las cosas dentro de lo que cabe bien, varios pequeños putts que no entraron y un par de veces que me puse en posiciones incómodas, pero lo bueno es que no cometí errores grandes”, detalló para el portal especializado golfshot.
En el caso del jugador amateur e invitado como campeón latinoamericano de su categoría, Santiago de la Fuente firmó una tarjeta final con siete golpes por encima del par, que incluyó una sanción en el cuarto hoy por no hallar su pelota en los tres minutos que dan de búsqueda para firmar un triple bogey que sentenció su participación.
Al firmar una presentación en el Major con 78 impactos totales,de la Fuente se mostró satisfecho con un inicio sólido, más allá de haber enfrentado condiciones que no había visto durante toda la semana en el campo. “Varias cosas salieron mal pero todavía tengo mañana y voy a tener que pelearle más”.
Otro de los jugadores que tuvieron un complicado inicio en The Open fue el norteamericano, Tiger Woods, quien finalizó incluso por debajo de Santiago con ocho golpes sobre par y un puesto 138 y una racha de 14 rondas en alguno de los Majors sin bajar el par del campo.
Su última fase con menos golpes de los marcados en un campo fue en el PGA Championship de 2022 cuando firmó un -1 de 69 tiros totales.
Ante el desconocimiento de muchos por su juego, el británico Dan Brown finalizó la primera ronda en el Royal Troon Golf Club como líder general y 65 golpes que le dejaron un -6 que lo llevaron a imponerse al irlandés Shane Lowry y el norteamericano Justin Thomas como sus más cercanos perseguidores con cinco y tres golpes por debajo del par.
El tee está en alto y dos bunkers protegen el lado izquierdo del green mientras que un gran bunker en forma de cráter protege el approach.
Esta semana, los 161 jugadores que toman parte en The Open se encontrarán con el hoyo más corto de todos los campos que se incluyen en la rotación del Major más antiguo existente en el mundo del golf, el 8 de Royal Troon.
Un par de 3 de apenas 123 yardas -112,4 metros- denominado «Postage Stamp» aunque originalmente recibió el nombre de «Ailsa» porque desde el tee se puede ver perfectamente el islote rocoso que lleva ese nombre.
El cambio de nombre se remonta a cuando William Park escribió en Golf Illustrated sobre este hoyo describiéndolo como «Una superficie de pitching del tamaño de un sello postal».
El tee está en un terreno elevado y dos bunkers protegen el lado izquierdo del green mientras que un gran bunker en forma de cráter protege el approach. Cualquier error en el lado derecho encontrará uno de los dos bunkers profundos con caras prácticamente verticales.
«Es realmente difícil. Lo jugué por primera vez hoy, así que lo tengo muy presente. La mayoría de los hoyos que jugamos son de 255 yardas. Es genial tener un hoyo que da mucho miedo y que es tan corto. Creo que va a brindar mucho entretenimiento si el viento se levanta por la izquierda», dijo Xander Schauffele.
El hoyo cuenta con cuatro Hoyos en Uno, el último de Ernie Els en 2004, hace 20 años de ello, cuando el sudafricano terminó subcampeón.
Henrik Stenson, el último en ganar la Jarra de Clarete en Royal Troon en 2016, dijo: «Si eres el tipo de aficionado que quiere ver una masacre, te recomiendo encarecidamente que vayas al octavo hoyo y te sientes en esa tribuna en un día difícil».
Dicen que no puedes ganar el Open el jueves, pero sí puedes perderlo.
Técnicamente, Romain Langasque no hizo ninguna de las dos cosas.
El francés, que disputaba su quinta salida en el más antiguo de los majors, se retiró del campeonato tras completar sólo siete hoyos de su primera ronda.
El tiro de salida de Langasque en el par 3 de 123 yardas del hoyo ocho fue de solo 84 yardas y terminó en el espeso rough muy cerca del green en el hoyo más corto de la ruta del Open.
Después de pasar su segundo hoyo por el fondo del green, inmediatamente se quitó la gorra de béisbol y estrechó la mano de sus compañeros de juego CT Pan y Yuto Katsuragwa.
El ex campeón amateur de 29 años hizo un gesto hacia su espalda, indicando que podría haberse lesionado.
Langasgue es el tercer jugador que se retira del 152º Open .Sebastian Soderberg se retiró el miércoles por la tarde citando la misma lesión de espalda y costillas que lo mantuvo fuera del Genesis Scottish Open la semana pasada.
Mientras tanto, el campeón de 2001, David Duval, se retiró la semana pasada.