TeeTime Klever / Golf Channel
Entre ilusiones y cautela, Tiger Woods da por concluida su participación en el Genesis Invitational con un saldo positivo. En su primer torneo competitivo en el PGA Tour desde 2020, y siete meses después del Open en St. Andrews, el estadounidense logró jugar las cuatro rondas en Pacific Palisades (California).
El “Red Sunday” volvió a hacerse realidad este domingo. Con su acostumbrado outfit rojo, Tiger hizo su aparición para la ronda final en Riviera Country Club, donde cerró con 73 golpes (+2), en la casilla 45 en -1.
Recién en el hoyo 1 se apuntó el primero de tres birdies del día, que luego repitió al 13 y 16. Sin embargo, cinco bogeys (5, 8, 9, 12 y 15) impidieron que el californiano lograra encaminarse a una ronda más sobre par en una semana de altas y bajas.
Tras superar un atípico corte de sábado (el viernes se suspendió el juego por falta de luz), Tiger había cumplido una primera parte de su cometido.
Como era de esperarse, este domingo se notó algo más de una minúscula cojera en el caminar de Tiger. Pegó realmente bien desde el tee, con un alto porcentaje de fairways acertados, aunque no se lo vio fino con los wedges en las manos.
Una vez firmó su tarjeta final, fue abordado por la prensa local, dejando una sentencia para su futuro inmediato: “Mi objetivo para todos y cada uno de los años a partir de ahora será jugar todos los majors”.
El campeón de 15 majors no confirmó si jugará algún torneo previo al Masters: “Por ahora no lo sé. Debo darle el tiempo de recuperación adecuado a mi cuerpo después de una semana agitada como esta”.
Quedan 46 días para Augusta National, con todo el ‘Florida Swing’ en medio, incluido el Players. ¿Veremos a Tiger antes del Masters? Solo él lo sabe.
