TeeTime Klever / Golf Channel
El PNC Championship es el único torneo donde todos disfrutan, más de los resultados. En esa misma sintonía estuvieron Tiger y Charlie Woods que vivieron grandes momentos en estos 36 hoyos de competencia.
Este domingo llegaron vestidos con el clásico rojo de Tiger, ilusionados con poder campeonar luego de un excelente sábado que cerraron en 2° lugar a solo dos golpes de la cima.
Sin embargo, aunque no pudieron concretar su aspiración, sí lograron vivir momentos memorables donde el “Tigre” golpeó la pelota tal como en sus mejores momentos.
Se les preguntó a Tiger y Charlie qué podrían haber aprendido sobre los juegos de cada uno durante la semana. El “Tigre” pasó la pregunta a su hijo. “Siento que ya sabía de lo que era capaz”, dijo Charlie, “y luego ayer, eso es lo mejor que ha jugado en mucho tiempo, y eso me sorprendió un poco”.
Tiger, sin perder el ritmo, se volvió hacia su hijo y bromeó: “Yo solía ser bueno”. Luego agregó: “Nuevamente, fue genial poder hacer retroceder el reloj para que él viera de lo que solía ser capaz”.
El dueño de 15 majors cumplirá 47 años el próximo 30 de diciembre, el reloj biológico no perdona, pero el californiano es optimista. “El año pasado jugué con una pierna rota. Este año no se rompió nada, pero fue bueno que todas las piezas estén ahí nuevamente, todas alineadas”
“Hay tantas cosas buenas que he podido hacer físicamente: poder golpear la pelota de golf y practicar y hacer todo en un punto muerto. Pero no he podido ir del punto A al punto B y obviamente vamos a trabajar en esto”, agregó Woods, quien usó un carrito para moverse por la cancha en Orlando.
“Bueno, fue un año difícil, pero también uno de los años más gratificantes que he tenido en mucho tiempo”, dijo Tiger mientras él y Charlie se preparaban para regresar a casa el domingo por la noche.
Para Team Woods, los cinturones rojos de esos campeones tendrán que esperar otro año. Hasta entonces, se conformarán con los recuerdos de por vida. (PGA Tour)