Tee Time Klever/ Golfweek
El calendario del PGA Tour marca una nueva etapa con el debut del Truist Championship 2025 en el Philadelphia Cricket Club, específicamente en el recorrido Wissahickon, ubicado en Flourtown, Pensilvania. Esta edición sustituye temporalmente al Wells Fargo Championship debido a que su sede habitual, Quail Hollow, será escenario del próximo PGA Championship. El evento, de categoría designada, representa una oportunidad crucial para que los mejores jugadores del mundo afiancen su preparación de cara al major de la próxima semana.
El campo Wissahickon, que se incorpora por primera vez al circuito profesional, ofrece un reto técnico significativo. Diseñado como par 70 y con una longitud de 7,119 yardas, solo cuenta con dos hoyos par 5 y se caracteriza por su diseño clásico, numerosos búnkers y greens de bentgrass firmes y veloces. Este tipo de superficie exige un alto grado de precisión desde el tee y en los golpes de aproximación, lo que favorece a los especialistas en long irons y juego estratégico.

Entre los principales contendientes se encuentra Rory McIlroy, quien regresa a la competición tras su victoria en el Masters y parte como gran favorito con una cuota de +450, beneficiado por la ausencia de Scottie Scheffler. Le siguen en las apuestas Collin Morikawa y Justin Thomas con +1400, así como Ludvig Åberg y Xander Schauffele, ambos con +1600, destacando por sus sólidos desempeños en golpes desde calle y control con hierros medios y largos.

Otros nombres a tener en cuenta son Viktor Hovland, que viene en ascenso tras un inicio de temporada irregular, y Keegan Bradley, quien ha demostrado solidez en campos que premian el tee-to-green sobre el juego corto. También destacan Sepp Straka, con un gran rendimiento reciente, y Shane Lowry, consistente en golpes ganados y con varias actuaciones dentro del top 10 este año. Entre los aspirantes de largo alcance, Erik van Rooyen y Michael Kim podrían sorprender si mantienen su reciente nivel competitivo.
El Truist Championship 2025 no solo ofrece una competencia de alto nivel, sino que también representa un ensayo general para lo que será el segundo major del año. La presencia de un campo nuevo, junto a la exigencia técnica que plantea, convierte a esta parada del PGA Tour en un termómetro preciso para medir el momento de forma de los principales protagonistas del circuito. Con apuestas abiertas y talentos en alza, el evento promete emoción y estrategia en igual medida.